¿Cómo enseñar a los directivos a tomar las mejores decisiones?

¿Cómo enseñar a los directivos a tomar las mejores decisiones?

La vida de muchas personas puede depender de una sola decisión de un directivo o ejecutivo. ¿De qué manera las decisiones mejores y correctas dependen de la capacidad de comunicación?

Supongamos que dispone de 50.000 dólares para invertir. Y ahora imagine que tiene tres asesores.

Aquí están:

  • Un astrólogo.

  • Analista financiero con 5 años de experiencia.

  • Una niña de 4 años.

¿A cuál de ellos le confiaría su dinero? Por supuesto, la mayoría confiaría en el analista. Y a primera vista, parece lógico y correcto.

Un experimento psicológico

Mientras tanto, este experimento fue realizado por un profesor de psicología en el Reino Unido.

Y tuvo un resultado inesperado:

  • El astrólogo hizo su elección basándose en la fecha de fundación de la empresa.

  • El analista financiero examinó las actividades de la empresa en los últimos 7 años e invirtió sobre la base de este análisis.

  • La chica ha elegido cuatro empresas al azar de la lista de posibles inversiones.

Incluso los primeros resultados fueron más que interesantes. Durante la primera semana del experimento el astrólogo perdió el 10% del dinero, el analista el 7% y la chica el 4%. Pero eso no es todo.

El experimento fue diseñado para durar un año. Y un año después, los resultados fueron aún más emocionantes. Debido a las fluctuaciones del mercado, el astrólogo acabó perdiendo un 6%, y el analista financiero, un 46% (!!!). En cambio, la niña de 4 años obtuvo un beneficio del 5,6%, lo cual es impresionante, ¿no?

¿Debemos entonces confiar las decisiones importantes a los niños?

¿Cómo lo interpretamos? Alguien podría decir que debemos dejar de confiar en los expertos y empezar a pedir consejo a los niños pequeños. Pero no se trata de eso.

Si un experto conoce una relación causal rígida, puede predecir el resultado con gran precisión y tomar las mejores decisiones. Pero si la conexión entre los acontecimientos no es un hecho, sino más bien una probabilidad, entonces la opinión de un experto se convierte en una simple opinión y nada más. En tal situación, como demostró el experimento, casi no hay diferencia entre los asesores.

A veces, la experiencia y los conocimientos de los expertos pueden incluso impedir que se tome una decisión correcta porque se basan en el pasado personal. Y el futuro suele ser diferente de la experiencia pasada.

Entonces, ¿cómo puede alguien, especialmente los directivos y ejecutivos, tomar una decisión importante? Otro experimento responde a esta pregunta.

"Inteligencia colectiva"

Mucho antes del experimento de inversión se realizó otro. A varios cientos de personas se les hizo una pregunta muy específica y difícil. Casi nadie sabía la respuesta correcta, así que dieron respuestas basadas en sus propias opiniones. Las respuestas eran muy diferentes y, en su mayoría, erróneas. Pero cuando los conductores las juntaron todas y extrajeron una especie de valor medio, ¡resultó ser exactamente correcto! Así, resultó que cada individuo estaba equivocado por separado, ¡pero juntos tenían razón!

Suena intrigante. Eso significa que, para obtener una respuesta digna de atención y tomar una buena decisión, necesitamos el mayor número posible de opiniones. Además, las opiniones deben ser diferentes o incluso polares. Y entonces nos quedamos con algo promedio.

Parece sencillo. Pero las personas son criaturas exigentes y sus respuestas dependen en gran medida de lo que piensen de quienes les hacen las preguntas. Así que si decides recabar varias opiniones para tomar una decisión que cambiará tu vida, más vale que estés seguro de tu capacidad de comunicación. De lo contrario, podrías recibir la información demasiado tarde, incompleta o incorrecta.

Pero en las empresas, a menudo vemos un panorama diferente. Los empleados (todos juntos) disponen de la información necesaria para eludir a los competidores, o para salir de la crisis, etc. Pero los directivos no la utilizan, probablemente porque no se les ha ocurrido o porque "saben más". La situación parece ridícula: la información que se necesita está ahí, pero al mismo tiempo no lo está.

Por ello, muchos líderes son cada vez más conscientes de que disponen de un valioso recurso: la "inteligencia colectiva". Lo único que necesitan es saber comunicar y hacer las preguntas adecuadas.

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