Función: Director General
La base de cualquier empresa es su director. Él o ella es su cara que crea la imagen de la empresa fuera de ella y la autoridad con la que se compara el personal de la empresa. El propietario de la empresa puede ser esa persona, pero lo más frecuente es que sean los Directores Generales en los que los propietarios delegan la gestión de su empresa. De hecho, los directores generales son el eje de la empresa y ésta gira en torno a ellos. Toda la empresa depende de la calidad de este eje. Hay dos tipos de directores: los profesionales y los que gestionan de cualquier manera. Los profesionales son personas que tienen conocimientos y habilidades. Siempre son impasibles, sus acciones se basan en una clara comprensión del resultado que persiguen y en la clasificación de la situación. Sólo hay unas pocas personas de este tipo, alrededor del 10%, pero las empresas bajo su dirección siempre ocupan un nicho estable en el mercado, se desarrollan de forma constante y evitan los giros bruscos en su desarrollo. Los profesionales de este nivel, por regla general, rara vez son personas públicas y prefieren permanecer en la sombra. Hay varias características propias de los líderes de este nivel:
Cumplimiento del papel
El rol es la condición de una persona, sus creencias, sus propias reglas, sus emociones. El rol debe ajustarse a la situación. Por ejemplo, no es necesario que desempeñe su papel profesional en casa y siga amedrentando a los miembros de su familia y a su perro favorito, al igual que no puede llegar al trabajo y encender el modo "soy un macho y el mayor seductor". O que una mujer-directora se tome un té y unos dulces en el departamento de contabilidad por la mañana y luego se indigne porque su palabra como directora no tiene el valor que le corresponde. Parecen cosas obvias, pero sólo unos pocos cumplen esta regla. Y si el director se permite confundir los papeles, no tiene derecho moral a exigir su cumplimiento al personal. El papel que elige la persona siempre conlleva la respectiva respuesta de la gente de su entorno. El papel de director, como cualquier otro, lo diseña la propia persona. Un profesional cambia de rol con precisión y siempre elige el necesario en función de la situación, de modo que la respuesta de la gente siempre conduce al resultado necesario.
Gestión de las competencias
Los mecanismos de gestión de un profesional no se basan en el enfoque del "palo y la zanahoria" de la motivación o en la opinión personal de "me gusta/no me gusta", sino en el conocimiento de los procesos empresariales y de la naturaleza de las personas que hay que tener en cuenta, por ejemplo, a la hora de tomar decisiones, ya que si se trata, por ejemplo, de una persona perezosa, la toma de decisiones le llevará el doble de tiempo. Es inútil apresurarlo o presionarlo, pues simplemente se resistirá. Los profesionales reúnen a su equipo en función de su comprensión de cómo debe realizarse una tarea empresarial, cuántos empleados ideológicos, acompañantes, presentadores, etc. debe haber. Los directivos de tal nivel pueden enseñar, dirigir a su personal porque entienden claramente todos los procesos de su empresa y, en caso de necesidad, pueden gestionar cualquiera de ellos. Todo esto da la oportunidad de prevenir situaciones que lleven a consecuencias negativas, incluyendo conflictos con los empleados.
La forma y la calidad de la toma de decisiones
El conocimiento permite tomar decisiones rápidamente, las habilidades - realizar rápidamente las decisiones tomadas. Todo ello hace de la persona una palanca de poder propia, que permite resolver cualquier problema, basándose en 4 ciclos, no en la experiencia. Las decisiones de los líderes profesionales nunca se basan en la experiencia pasada, sólo en el conocimiento que les permite analizar la situación en cada caso individual, la clasificación de las personas que participan en ella, y, en consecuencia, la predicción de sus acciones por varios pasos por delante, en la capacidad de controlar las velocidades y la distancia. Así es como funciona la tecnología de creación de un escenario que conduce a una victoria y su realización para obtener el resultado deseado.
Responsabilidad
El dinero es siempre un indicador del nivel de responsabilidad de la persona, por lo que este tipo de personas son honestas en primer lugar con respecto a sí mismas, sin faltar a la palabra dada a sí mismas y tratan sus promesas de la misma manera. Si no están seguros del resultado, les resulta más fácil no prometer nada que no cumplir con sus obligaciones. Llevan los negocios de acuerdo con los mismos principios. Nadie nace siendo un profesional de ese nivel; hay que estudiar mucho para obtener esas habilidades y conocimientos y desarrollarlos a lo largo de la vida, pero el resultado siempre merece la pena. Desgraciadamente, los directivos que no poseen los conocimientos necesarios siempre se encuentran tarde o temprano con la oposición de los empleados y del entorno, lo que conlleva graves consecuencias para la empresa hasta el colapso de la misma.