Conseguir un nuevo jefe: ¿nuevas oportunidades o trabajo en riesgo?

Conseguir un nuevo jefe: ¿nuevas oportunidades o trabajo en riesgo?

Hay un nuevo jefe en la empresa y todo el equipo está a la expectativa de los cambios. Al fin y al cabo, está en juego la rutina habitual de los días de trabajo y las perspectivas de carrera de los que ya han planificado todo. ¿Cómo se trabaja en condiciones de incertidumbre? ¿Qué línea de conducta hay que elegir?

A menudo, un cambio en el equipo directivo hace que los empleados se anticipen a las remodelaciones de personal, suponiendo que pronto la nueva dirección comenzará a formar un "nuevo equipo". ¿Cómo se puede determinar con exactitud que los despidos están a la vuelta de la esquina?

Una señal segura es la sustitución de los empleados clave que supervisaban los procesos de trabajo y garantizaban una comunicación eficaz, por empleados nuevos y menos competentes. Al fin y al cabo, si el nuevo jefe no se pone como objetivo mantener el equipo igual, se despide de los "antiguos" miembros del equipo sin ningún remordimiento.

Otra señal fiable es el distanciamiento del nuevo jefe del equipo, el control total de la disciplina y la introducción de un gran número de informes adicionales que no siempre son necesarios.

Si no notas ninguna de estas señales, intenta tomarte todos los cambios de forma positiva y apoya al nuevo líder. Al fin y al cabo, el jefe no puede poner en marcha ningún proyecto de la empresa sin un equipo de profesionales.

¿Cómo encontrar un lenguaje común con el nuevo jefe?

El cambio de liderazgo no se produce "así como así". Siempre hay buenas razones para los reajustes de personal. Por lo tanto, podemos suponer que existe un problema grave que la dirección de la empresa pretende resolver de forma tan drástica. Así que será útil analizar cuidadosamente la situación para entender en qué tareas se centrará primero el nuevo jefe.

Por regla general, en las dos semanas siguientes al nombramiento, el nuevo jefe invita a los empleados a una reunión. Si por alguna razón esto no ocurriera, actúa tú mismo como iniciador del diálogo.

Durante la conversación, háblale al jefe de tu trabajo y de los resultados que has conseguido. No tengas miedo de la comunicación abierta. Esta forma de actuar es mucho más productiva que discutir el nuevo liderazgo con los compañeros durante la pausa del almuerzo.

Pregunta al jefe cómo ve a un empleado de éxito y cómo es, en su opinión, un resultado exitoso en el departamento en el que trabajas. Intenta también averiguar cómo se construirá tu comunicación: qué temas y con qué frecuencia deben discutirse, cómo presentar los informes. Esto le ayudará a evaluar la prioridad de las tareas que se le asignan y qué papel en la jerarquía se le asigna a usted personalmente.

Aunque conozcas perfectamente todas las sutilezas de la profesión, no muestres tu disgusto cuando el jefe te sugiera utilizar nuevos métodos para realizar una tarea rutinaria. En tu vocabulario no debe haber frases como "antes lo hacíamos de otra manera", "hemos probado esta técnica. No funcionará" o "esto no es realista". Demuestra que estás preparado para los cambios. Muéstrate activo y dispuesto a ampliar tu funcionalidad, para que el directivo tenga una impresión de ti como verdadero profesional.

Si está convencido de que una nueva idea no puede aplicarse con éxito en su empresa, demuestre su punto de vista y ofrezca una solución alternativa a un problema complejo.

No participe en las intrigas de la oficina. Al fin y al cabo, para un nuevo jefe también es difícil incorporarse a un equipo desconocido. Por lo tanto, muestre amabilidad y competencia, haga todo lo posible para que el resultado del trabajo sea muy eficiente. Si no apoyas al jefe, esto afectará negativamente a toda la unidad de la empresa y puede llevar a una remodelación de personal a gran escala.

El nuevo jefe siempre busca hacer ajustes en el trabajo del equipo, aunque esté muy bien coordinado. El líder insistirá en la aplicación de sus métodos. Tarde o temprano, el jefe incorporará a personas afines. Cuando uno evalúa la situación y se da cuenta de que no comparte los métodos de gestión del nuevo líder, se adapta o se va. Al fin y al cabo, para cada uno de nosotros es importante encontrar una empresa en la que no haya que ser hipócrita.

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